
Líderes como diseñadores de experiencias: Guía práctica
Un buen líder toma decisiones. Un líder transformador diseña cómo se vive el trabajo. Desde la primera reunión hasta cómo se da...

El burnout no solo afecta la productividad, sino también la moral del equipo. Con liderazgo consciente, puedes detectar señales tempranas de agotamiento, promover una cultura de bienestar y asegurarte de que tu equipo se mantenga motivado y comprometido. Descubre estrategias prácticas para gestionar la carga de trabajo y crear un ambiente de trabajo saludable.
Estar quemado/a en el curro. Que levante la mano quien no conozca esa sensación.
¿No la conoces? Venga va… ¡Cuéntame otra!
Ahora en serio, todos conocemos ese desgaste y su cúmulo de manifestaciones. Agotamiento, desilusión, baja autoestima… No sólo síntomas psicológicos sino también fisiológicos como la pérdida de sueño y de apetito o físicos como molestias musculares.
Tanto si eres un empleado más u ostentas un puesto de responsabilidad, este artículo te interesa, pues nadie se libra del burnout laboral. Y para las empresas, no está de más recordarlo: ¡Hay que cuidar el talento!
El Síndrome del Burnout es un fenómeno ocupacional reconocido por la Organización Mundial de la Salud, que se caracteriza por aparecer como resultado del estrés laboral crónico.
En nuestro mundo actual se nos está quedando un clima preocupante de aceleración digital, hiperconectividad, entornos BANI o el concepto de la Modernidad líquida (que comentábamos recientemente en el artículo de mindfulness estratégico. Como podéis imaginar, que es más fácil que nunca caer en el burnout. Las exigencias cada vez son más altas, y como se suele decir, somos humanos y llegamos hasta donde llegamos.
En este mundo moderno incomprensible, inseguro, inestable, donde reina la inmediatez, es necesario incurrir en una verdadera carrera armamentística para estar a la última. Este clima es una verdadera amenaza para la salud mental y el bienestar emocional de empleados y organizaciones enteras.
Se trata de un problema sistémico, no sólo individual. Si no lo tenemos en cuenta, aparece más pronto que tarde entre la plantilla… y antes de que nos demos cuenta se ha generalizado y es parte inextricable del ambiente y de la propia cultura organizacional. En seguida aparecen esos comentarios como “He oído que en Gestenfeiser todo el mundo está muy quemado” que las más de las veces escuchas sobre otras empresas… porque hace falta valor para criticar abiertamente lo cercano.
Dado que comentamos qué es y qué significa el Burnout, procedamos a hablar de sus agentes causantes. Los siguientes elementos son citados habitualmente no sólo como germen, sino también como desencadenantes y consecuencias principales.
Agotamiento emocional e indefensión: Nos cuesta afrontar las demandas de nuestro puesto. Aparece un tipo de fatiga que va más allá del cansancio físico, afectando a la capacidad de conectar emocionalmente con trabajo y compañeros/as.
Distanciamiento / Despersonalización: Nos sentimos un engranaje anónimo más en el proceso productivo, y eso nos lleva a actitudes cínicas frente a nuestro puesto, nuestro equipo o nuestros clientes. A veces puede aparecer como una distancia emocional que, en pos de protegernos, nos sume paradójicamente en la apatía y la insatisfacción.
Autorrelización “negativa”: No nos sentimos competentes ni celebramos nuestros logros, y cuestionamos nuestra capacidad, contribución al producto final, nuestro valor como profesionales… Sentirnos realizados parece ciencia ficción, y estamos tan desmotivados que cada vez nos hundimos más.
Comentemos primero varios síntomas individuales, físicos y fisiológicos:
A los que añadimos sus síntomas emocionales y mentales:
Conocer bien estos síntomas es la mejor manera de reconocerlos en cuanto aparecen. En el caso del trabajo en equipo pueden manifestarse de varias maneras:
En general, en el caso del equipo, el Burnout afecta profundamente nuestra capacidad de “conectar” emocionalmente e implicarnos con el trabajo y nuestros colegas. Una vez las manifestaciones del Burnout aparecen patentemente en el comportamiento, serán la cúspide del iceberg que discurre bajo la superficie.
Sin lugar a dudas, y aunque lo hayas oído mil veces bien merece repetirlo una vez más… vale más prevenir que curar. Por eso, te recomendamos leer nuestro artículo Cómo detectar y prevenir el burnout laboral
Cuando el Burnout se extiende entre la plantilla… estamos ante una auténtica desventaja competitiva. Vamos a comentar algunos de los estragos que deja a su paso, ya que esto va mucho más allá del bienestar individual.
A nivel empleado, podemos citar costes directos ocurridos a través del absentismo y la mayor rotación de personal, sumados a otros gastos médicos, como un mayor número de reclamaciones de seguros y compensaciones en materia de estrés y salud mental.
A nivel de la organización, es fácil ver una clara reducción de la productividad, junto con un importante declive en la calidad del trabajo (mayor incidencia de errores, requerimiento de repetir tareas una y otra vez…) – A su vez, el servicio al cliente se resiente, pues un empleado “quemado” no podrá ofrecer la atención que merece, disminuyendo la satisfacción percibida. Es más, empleados que aquejen el síndrome del Burnout pueden extender el problema a modo de contagio emocional, consolidando (irónicamente) aún más el ambiente “tóxico” que les está sumiendo en dicho síndrome.
Finalmente, podemos comentar un claro impacto en la innovación y la competitividad, pues se reduce drásticamente la creatividad y la capacidad de solucionar problemas, tomar decisiones, “pensar fuera de la caja”… además de menor disposición a adaptarse y mejorar. Como base, se resentirá el trabajo en equipo y perderemos talento clave.
¡No es cosa menor!
Como ves, se trata de un desafío sistémico, que requiere de soluciones estructurales y un nuevo tipo de liderazgo. Comentemos la labor de los líderes conscientes, y de su término relacionado, el liderazgo con propósito.
Pero… ¿qué es el liderazgo consciente? Si ya conoces el temario en materia de liderazgo, se trata añadir algunos detalles más, ofrecer un enfoque más humano, sostenible y efectivo, y que nos permita solventar las crisis de Burnout en estos entornos modernos tan exigentes. Por ello, parte de nuestro enfoque como líderes conscientes consistirá en transformarnos en auténticos agentes de prevención del desgaste, apostando por iniciativas saludables y por el potencial de los trabajadores para innovar y ser felices, entre otras ideas.
No sólo tenemos que hablar de habilidades sino también de su materialización en acciones: las buenas prácticas.
El liderazgo consciente se caracteriza por una gran inteligencia emocional. Debemos poder reconocer nuestras propias emociones a tiempo real, manejaras de forma constructiva, especialmente bajo presión o ante un conflicto. También, reconoceremos limitaciones propias y estaremos dispuestos aprender de otros, independientemente de que estén por encima o por debajo de nuestro puesto en la jerarquía. La humildad, la empatía, unas impecables habilidades sociales, pensar a largo plazo, adaptarse, escuchar activamente o aportar buen Feedback son algunas de las características más citadas, que desarrollaremos más adelante.
Toda ayuda es poca para capear el temporal de estrés al navegar en un entorno BANI… y afortunadamente, contamos con una amplia gama de beneficios tangibles en esto del liderazgo consciente.
En el caso de los empleados, se han reportado mejoras respecto a:
Y en el caso de las organizaciones:
No está mal, eh. Al final va a ser cierto que los líderes más efectivos son los que comprenden las motivaciones, limitaciones y necesidades de sus equipos.
Ya sea mediante espacios seguros, gestión del estrés o reforzando la motivación, nuestro estilo de liderazgo puede evitar muchos disgustos.
Imagina que tienes invitados en casa, que han venido a jugar al rol, a ver Eurovisión, a probar un nuevo juego de mesa, o simplemente a pasar la velada conversando. ¿Cómo atiendes a sus necesidades? ¿Cómo de bien los tratas? Si quieres llevar el liderazgo consciente por bandera, imagínate como un gran anfitrión. ¿Alguien quiere café o refrescos? ¿Faltan aperitivos?
Cuidar a tus invitados implica generosidad y empatía. De la misma manera que en casa intentas dar una imagen de confianza y de seguridad, puedes intentar algo parecido en las reuniones de equipo: Hablad abiertamente y sin juzgar, barajad ideas de forma distendida y debatid respetuosamente con diálogo y en pos del compromiso.
“Lo hemos pasado estupendamente. ¡Gracias por venir!”
El síndrome del Burnout está altamente ligado al liderazgo, mucho más de lo que pueda parecer a simple vista: Si estamos ante un líder inepto, estamos el 99% de las veces ante una causa segura de su aparición.
No todos los jefes son líderes, ni todos los líderes son jefes. Por eso, puedes tener autoridad jerárquica pero no tener ni la más remota idea de liderazgo. En este caso, hablamos de mánagers sin empatía ni mano izquierda, o jefes caprichosos que nunca rectifican ni piden perdón cuando incurren en errores… seguramente conozcas a más de uno/a.
Las chapuzas de arriba tienen un gran impacto en el Burnout, ya que minan la moral y la paciencia de la plantilla, de la misma manera que la crítica al gobierno de un país extiende el descontento político entre la población. Lo que muchas organizaciones no parecen entender es que los empleados tienen una paciencia limitada, y a menudo son quienes más reciben el impacto de las decisiones de quienes ostentan el mando.
Por eso, habréis oído mil veces en la oficina esas frases como:
“¡Todas las semanas el mismo problema!“
“Esas mismas medidas preventivas las sugerí yo hace meses…”
“Yo ya avisé, ni caso hicieron, y ahora vienen llorando…”
“Manda narices… que los que tienen que solucionarlo no muevan un dedo.”
Parece esto el mito de Sísifo, eh.
Tendemos a creer que el Burnout es un fenómeno que aparece tras recibir un rapapolvo del jefe de equipo, o como desgaste tras llevar semanas y semanas sumidos en un proyecto arduo y complicado, con poca esperanza de ver la luz al final del túnel. Pero no nos engañemos, la inacción y la ineptitud de los “poderosos” es otra gran fuente de frustraciones.
Conviene recordar que, a menudo, quien lidera es porque tiene autoridad personal, no autoridad formal “jerárquica”. Por ello, cualquier líder consciente que pueda ejercer con empatía, carácter, respeto, y dar la cara por las necesidades de su equipo, será más que bienvenido.
El líder consciente empodera al equipo asignando responsabilidades y así, mediante estas “oportunidades”, muestra caminos a sus miembros para que crezcan como profesionales. En sí misma, la mejora continua es uno de los fines más importantes y que más apelan a la motivación intrínseca.
Así que ya sabéis: lejos de liderar con mano de hierro, el líder ha de representar un agente de prevención del burnout, manteniento un talante saludable en el equipo, ofreciendo retos al alcance de todos sus miembros que les hagan sentirse realizados/as.
Cuando sólo tienes un martillo como herramienta, todo problema parece un clavo.
Tal y como comentábamos recientemente en el artículo sobre Mindfulness estratégico, podemos realizar pequeñas sesiones de atención plena previas al comienzo de reuniones, para así limpiar nuestra memoria RAM, abandonar los problemas fuera de la sala, e ir más al grano que nunca en el orden del día. Esta no es sino una de las más sencillas ideas que podemos aportar en pos del bienestar en el equipo, siendo una de tantas otras.
En el boxeo, dar y recibir es un arte… pero en este caso hablamos de Feedback.
Cada día, cientos de miles de personas sienten una pulsión irresistible para entrar en las redes sociales y despotricar, puntuar películas, poner reviews a negocios o lanzar vituperios contra el político o el famoso de turno. Sí, es parte de la condición humana (y animal…) hacerse oír, pero pocas de estas personas entienden que no hay que tener una opinión sobre todos los temas habidos y por haber.
Del mismo modo, hay que saber cómo y cuándo expresar una idea. El líder consciente sabe cuándo su feedback es bienvenido, sabe estructurarlo, y conseguir que llegue con la seriedad y suavidad necesarias como para no ser tomado a la ligera. Una buena manera de mantener a raya el estrés y los vaivenes emocionales es comprender que, en nuestro equipo, casi cual “cuerpo de élite”, estamos implicados al 100% en la mejora continua. A veces, la verdad duele, pero nos hará mejores en el largo plazo.
Paco, no confundas ser borde con ser honesto, que ya te veo venir…
Probablemente hayas oído decir que los líderes nacen, no se hacen. ¡Nada más lejos de la realidad! El carácter que asociamos con el liderazgo consciente no está constituido por rasgos inalterables de personalidad. Como cualquier skill, se puede aprender, explorar, interiorizar, etc. a base de leer y zambullirse en ella.
Al igual que en ejemplo anterior sobre feedback, debemos actuar con gran empatía, habilidades sociales y una nada desdeñable dosis de inteligencia emocional. En general, el líder consciente se aplica estratégicamente para crear un ambiente inigualable, y son los pequeños detalles y acciones, como delegar autoridad para crear oportinidades de empoderamienro, las que marcan la diferencia.
No obstante, hay que actuar con mesura y evitar caer en los extremos. Por ejemplo, el crecimiento y desarrollo de los miembros del equipo deberá ser un fin en sí mismo, y está bien velar por el bienestar, pero tampoco debemos caer en el paternalismo.
Recuerda: Los resultados no lo son todo. El fin no “justifica los medios” si caemos en la tiranía y el despotismo.
¡Todo es posible si es integrable!
Una vez más, debemos ponernos en el lugar del trabajador para prevenir las causas del Burnout y atajar los síntomas al primer indicio. Mediante estrategias que apuesten por ambiente laboral inmejorable, podremos crear culturas de organización con grandes legados, más allá de los resultados financieros.
Es necesario apostar por medidas y políticas que cuiden el talento, den mayor independencia a los equipos y tengan muy en cuenta sus incentivos individuales. Recuerda, por citar el vídeo del empresario de los geniales Pantomima Full: “Tendencias: pantalón ancho, bandolera, salud mental.”: El bienestar emocional no es una moda más en la oficina, aunque haya quien la considere como tal.
En ciertas culturas, como la japonesa, la cultura organizacional está profundamente arraigada, y sus dinámicas parecen inquebrantables. Sacrificios, responsabilidades, servilismo, pésima conciliación de horarios… En este tipo de climas, apostar por un liderazgo consciente puede ser visto como una excentricidad, y encontrar una gran resistencia al cambio.
No caigamos en el mismo error, podemos ir asentando las bases y prácticas del liderazgo consciente poco a poco. Al principio, podemos hacer hincapié en establecer talleres y sesiones de mindfulness o grupos de apoyo enfocados al desarrollo profesional. También programas de mentoría, buzones de sugerencias (donde quien sugiere sienta que es escuchado/a…) y otras prácticas que abran el diálogo entre departamentos y niveles.
En resumen, adoptar las prácticas con éxito no será fruto de la noche a la mañana, pero podemos ir sembrando las semillas del cambio.
Un inconveniente habitualmente citado sobre los puestos de liderazgo es la responsabilidad adicional. En este paradigma de “corresponsabilidad” o “responsabilidad compartida”, no estamos solos en la cumbre, sino que compartimos las cargas.
Al igual que en las dinámicas de amigos/as a la hora de organizar un viaje, hay quien siempre acaba tomando la iniciativa, creando un aura de pasividad a su alrededor. Esta persona suele acabar frustrada con el resto del grupo, que se deja guiar y critica los planes sin sugerir nada o aportando “soluciones en pasado”. Por ello, para evitar esta situación, “empoderaremos” a nuestro equipo para repartir las responsabilidades de los proyectos, como decíamos en el apartado sobre la motivación intrínseca.
Si algo quiero que saquéis en claro de este artículo es que tenemos la oportunidad única de ser pioneros en esta transformación y tomar el testigo. Os invito también a echar un vistazo a nuestro artículo Liderazgo y cultura empresarial para evitar el burnout.
Está claro que prevenir el efectivamente el Burnout es uno de los principales problemas a solventar, algo muy necesario para hacer frente a las realidades del mundo laboral moderno. Si nos enfocamos en evitar que el equipo humano se “queme”, podremos ver mejoras evidentes en el bienestar de la plantilla, que tendrán también efectos secundarios favorables en ventajas competitivas como la rentabilidad, la innovación o la competitividad. Por supuesto, para llegar a ver los frutos de estas mejoras tendremos que hacer los deberes y ponernos las pilas para apostar por el liderazgo consciente. No es una solución rápida sino un compromiso a largo plazo, y requerirá nuevos líderes, que vean a sus empleados como seres humanos y no únicamente como recursos productivos.
¿Qué deparará el futuro respecto al burnout? ¿Cómo mejorará su prevención? Quizá mediante la asistencia de IA o la tecnología vestible como los relojes y otros dispositivos inteligentes podamos cortar de raíz el problema, al monitorizar un puñado de indicadores fisiológicos. Supuestamente, a medida que las llamadas nuevas generaciones (que ya peinan canas…) vayan asumiendo puestos de resposabilidad y roles de liderazgo, tendrán expectativas diferentes sobre la conciliación entre vida personal y laboral, e implementarán más políticas de responsabilidad social corporativa, apostando por indicadores de bienestar laboral como la certificación Great Place to Work.
Pero… ¿qué pasará si nos cansamos de iniciativas poco efectivas en pos del bienestar? ¿Caerán en saco roto estas políticas? Sea como sea, si deseas saber más y convertirte en uno de esos líderes conscientes del mañana, te recomendamos encarecidísimamente echarle un vistazo a nuestro Curso sobre Burnout: El síndrome de estar quemado.
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